Cada día en la vida de un niño, está repleto de enseñanzas y aprendizajes. Es por eso, que cada día la vida de un padre este llena de retos de cómo satisfacer cada etapa y todo lo que debe enseñar en la misma. Una de las etapas que mas ansiedad crea en los adultos es cuando se da cuenta que ya el pequeño bebe necesita comenzar a dejar los pañales. Algunos lo notan por el tamaño físico del niño, otros porque en algún momento leyeron un libro donde decía una edad específica y otros simplemente porque ya no quieren continuar comprando pañales en el supermercado.  La realidad del tema es, que quien debe darte las señales de si está o no preparado para ir al baño, es tu propio hijo o hija, sin importar todo lo demás que has leído o escuchado.

El control de esfínteres, al igual que el caminar, hablar o comer se adquiere solamente cuando el niño o la niña están lo suficientemente maduros.  El querer adelantar el proceso en los pequeños solo causará tensión y estrés entre el niño y los padres. La edad recomendada para iniciar el proceso y que todo fluya de manera más fácil es a partir de los 2 ½ a los 3 años. Cabe aclarar, que cada niño es diferente, y son los padres los que deben estar alerta a las siguientes señales:

Señales Físicas

  • Tiene suficiente equilibrio y coordinación para caminar, y hasta correr con firmeza.
  • Orina bastante de una sola vez.
  • Se mantiene “seco” por períodos de por lo menos dos o tres horas (esto indica que los músculos de la vejiga se han desarrollado lo suficiente para retener y almacenar orina).

Señales de Comportamiento 

  • Es capaz de sentarse y mantenerse en la misma posición por dos a cinco minutos.
  • Le molesta tener sucio el pañal.
  • Trata de imitar a los adultos cuando van al baño.
  • Muestra que le gusta ser independiente.
  • No es un niño que a todo dice que “no”.
  • Se muestra orgulloso de sus logros.
  • No parece resistirse a aprender a usar el orinal infantil.

Señales Cognitivas 

  • Obedece instrucciones sencillas (por ejemplo, “dame el juguete”).
  • Tiene palabras (pueden ser las suyas propias) para las evacuaciones y la orina.

Luego de estar convencidos que ya es el momento de iniciar el proceso, es importante adquirir pequeños orinales o adaptadores que el niño pueda utilizar, dado que el tamaño del sanitario para adultos, puede producirles temor. Es importante introducirles como se usan y la forma en cómo deben sentarse (cabe resaltar, que ambos sexos inician el proceso de control sentados, mas adelante por modelamiento del padre, abuelo o tíos, el niño aprenderá a orinar parado).  Pueden comenzar a usar el nuevo orinal a manera de juego con la ropa puesta y así servirá de introducción y familiarización al proceso.

Siguiente paso, un definitivo adiós al pañal. Junto con el niño le harán una despedida al pañal, los padres deben de estar consientes, que luego de hacer esto, es primordial no volver atrás, adquirir ropa interior con los muñecos favoritos de los niños y para un principio recomiendo los de muy bajo costo, dado que muchos tendrán que ir a la basura. Los pantaloncitos de entrenamiento desechables, en esta etapa no son una opción, dado que pueden crear confusión en el niño y no permiten sentir la incomodidad que es estar sucio sin un pañal desechable que absorba los desechos.

A continuación se debe hacer una rutina, en la cual se pueda ir midiendo el tiempo. Llevarlo cada 15 minutos, luego cada media hora y así ir aumentando hasta encontrar el tiempo estimado entre cada deposición. En cada una de estas aproximaciones, se debe mantener la calma y no obligar al niño a mantenerse sentado durante mucho rato. Dejar que los momentos fluyan sin discusiones, puede que inmediatamente después de pararse del baño se moje o ensucie, es totalmente normal. Su actitud como padre, es mantener la tranquilad y volver a explicarle donde debe ir hacer pipi o pupú, dejarlo unos minutos con la incomodidad de la ropa interior sucia y volver a iniciar la rutina cuantas veces sea necesario. Si por el contrario, el niño logra utilizar de manera correcta su sanitario. En casa tendrán toda una fiesta, donde el pequeño entienda el gran logro que ha obtenido. Un comportamiento bien reforzado tiende a volver a repetirse. 

En cuestión de orden y tiempo, la pipi es la primera en poder lograrse, luego puede que la pupú tome algunas semanas más y por último y mucho más adelante el entrenamiento nocturno, el cual pasa a ser otra etapa.

Siempre recordemos, que todo este proceso es muy emocional tanto para los padres como para los hijos. Es un proceso lleno de situaciones imperfectas, donde pueden aparecer momentos frustrantes y estresantes. Lo principal como padres es estar preparados a vivir la experiencia sin desesperarse y siempre dándole la oportunidad de éxito al niño. El enseñar a un niño a ir al baño es un recorrido largo y no un acontecimiento de un solo día. Por lo tanto, solo resta esperar, tener paciencia y la decisión de que juntos podrán lograrlo.