Todos los padres pasan por el proceso de elegir por primera vez un colegio o escuela para sus hijos. Esto viene acompañado  de un mar de preguntas y ansiedades. Cuando ya resuelve que hacer y donde llegar, como familia se deposita toda la confianza en que este lugar será su segundo hogar y el espacio donde los verán crecer. Sin embargo, un día llega la sorpresa de que esa decisión no fue para toda la vida.  

Las razones por las que los padres deciden cambiar de colegios a sus hijos son muy diversas, algunas tan sencillas como un cambio de domicilio o que el colegio anterior no continua subiendo de grado. Y otras más complejas  como bajo rendimiento académico del estudiante en la institución anterior o inconformidad de los padres ante situaciones presentadas dentro del  plantel escolar. Sea cual sea el motivo, esta es una situación que genera inquietudes en la familia, la cual tiende a volcarse en hacer todo lo posible para que ese cambio que ha de venir sea lo menos perturbador para la dinámica familiar y para el niño o la niña que ha de recibirlo.

Por lo tanto, los primeros que deben estar seguros de lo que se está haciendo son los padres, darle confianza al niño o la niña es parte fundamental en este cambio, un alumno que note cordialidad entre los padres y maestros del nuevo centro, una cara de felicidad al llegar al lugar donde lo están dejando, es un niño que también percibirá que dicho ambiente es positivo y enriquecedor para él. Este siempre confía en que papá y mamá harán lo mejor.

Es importante que el niño entienda que un cambio de colegio no cambiará su vida entera, durante este período de adaptación sean muy estables con las rutinas de la casa. También, permita que el niño converse con sus antiguos compañeros y, si les es posible planeen alguna actividad el fin de semana para que interiorice que por estar en otra institución  no perderá contacto con sus pares, por el contrario, enséñele la idea de lo enriquecedor que será agregar amigos a su lista.

Definitivamente, en cualquier situación de cambio la comunicación entre los padres y los niños no debe faltar, pregúntele sobre su día, sus actividades favoritas dentro del centro, sobre las características positivas de la nueva maestra, cuestiónele sobre sus nuevos amigos y las características en común que ha encontrado con ellos. Todo esto sin presionarlo, se debe de hacer a modo de una conversación coloquial y no como un interrogatorio policiaco.

Otra pieza clave son los maestros, ellos podrán darle retroalimentación del comportamiento del niño en el aula y en el patio. Acérquese con confianza una vez por semana para dar seguimiento cercano tanto al desarrollo académico como social. Este recurso se debe utilizar con cuidado, ya que el objetivo del mismo es encontrar cualquier tipo de situación en la cual como padres puedan ayudar. No podemos caer en comenzar a fiscalizar a los maestros y mal gastar este tiempo en buscar los errores que puedan presentarse.

En otro orden, no se pueden descuidar las tareas, los padres deben sacar un tiempo para la supervisión de las mismas, es importante detectar si el niño esta comprendiendo la nueva metodología y el contenido que se está dando en el aula; las asignaciones para la casa son un excelente medidor para observar si el alumno se siente académicamente ubicado dentro de su salón de clases y si se observa que no es así, inmediatamente salir a buscar la ayuda oportuna ya sea con su maestro o un profesional externo.

Ahora bien, otro recurso a utilizar son las actividades extra-curriculares, si el nuevo colegio ofrece clases de tarde, converse con su hijo las opciones e intégrelo en la que más le guste. Esto lo ayudará a pasar más tiempo en el cole, compartir con sus compañeros y realizar actividades de total agrado dentro del recinto escolar.

En fin, todos los cambios generan dudas, no por esto deben verse como situaciones negativas en la vida, al contrario, son nuevas oportunidades para comenzar o continuar lo ya realizado. Por lo tanto, como padres debemos tener claro que el mejor apoyo que se puede brindar a los hijos ante cualquier cambio es estar ahí con ellos, expresarles confianza, amor, comprensión y seguimiento cercano. Esto se debe de hacer con acciones y no solo con palabras. Los padres que ejecutan lo que dicen, se vuelven modelos positivos a seguir por los menores de la casa.