Qué sorpresa  produce cuando se recibe la noticia de un segundo hijo. Definitivamente los padres comienzan a preguntarse como esto cambiará sus vidas, y cómo será la nueva dinámica. Si compartirá habitación con su hermano o hermana o estará solo en un cuarto,  que cosas necesitará el nuevo bebe, que nombre van a ponerle, y sobre todo como tomará el hermano mayor esta noticia. Los padres, en su mayoría, entienden que debe ser un proceso fácil, donde se le explica al niño que tendrá un hermanito, lo cual significa un compañero para toda la vida.

Sin embargo, no es así de simple. Dado que al darse esa noticia inicia una serie de preguntas y ansiedades sobre el no saber qué va a pasar. Solo logran ver la barriga y en ocasiones sonografias que casi no entienden. El momento del embarazo siempre es muy indicado para aprovecharlo en continuar uniendo esos lazos de amor y seguridad entre los padres y el nuevo hermano, sacar fotos del nacimiento y de recién nacido, para que el niño note los cuidados y atenciones que se tuvo con él en ese entonces. Utilizar esas fotos, para explicar lo que ha de venir con este nuevo bebe, las visitas, los regalos, la lactancia, pero sobre todo el por qué los padres deben estar dando cuidados extras al pequeño que llegará a la casa.

Días antes del nacimiento, coordine con algún familiar cercano cómo será el día en que nazca él bebe. Alguien de su confianza debe quedar a cargo de mantener a su hijo mayor en su rutina y en el momento oportuno explicarle que ya su hermanito ha nacido.  Sin importar la edad se debe guardar un regalo o actividad atractiva para el hermano mayor en la clínica, dado que toda la atención estará dada para el nuevo miembro de la familia. El hermano mayor necesita sentir ese primer encuentro como algo positivo y alegre en su vida. Cuando sea el momento de llegar a la casa, es posible que lo único nuevo no sea el recién nacido, probablemente también pueda percibir a su hijo mayor como una persona totalmente distinta con nuevas emociones. Es importante destacar, que los cambios de las emociones y las conductas en estos casos aparecen no importa la edad. Muchas veces se entiende que si el hermano mayor tiene 6 años o más, este debe comprender todo lo que la familia está viviendo sin mucha explicación. Pero como adultos, debemos entender que no importa la edad, este niño está viviendo un nuevo cambio en su vida y en la de su familia.

Al iniciar la nueva dinámica, podremos encontrar comportamientos inadecuados en el nuevo hermano, conductas de mucha inquietud, que ponen los nervios de punta a cualquier adulto. Se sube en las mesas, los muebles, salta de un lado al otro, no para de hablar o de reír, se lanza sin cuidado sobre la madre o él bebe, entre otras. Todos esos comportamientos no son más que un deseo de llamar la atención y hacerle ver a los adultos, que todavía él o ella están ahí.  En estos casos no vale de nada que los padres se alteren e inicien constantes discusiones con el niño. Las mismas solo llevarán a un círculo vicioso, donde mientras más llamado de atención les dé, más incrementarán los comportamientos inadecuados.  Por lo que recomiendo en esta primera etapa, que el padre se encargue de llevar al niño a actividades divertidas, donde ambos puedan compartir y el niño se sienta importante, sin tener que estar cerca del bebe, ni de dichos temas. En cuanto a la madre, buscar tiempo y espacios dentro de la casa para compartir con su hijo. Leer un libro, jugar con pintura, masilla o compartir un juego de mesa o video juego en el caso de los más grandes, ayudará a continuar manteniendo esos lazos de amor en donde sin decir muchas palabras les harán saber a su hijo, que ambos siguen ahí para él.

Otro de los comportamientos que pueden surgir es el rechazo al colegio o a cualquier actividad fuera de casa. Definitivamente el colegio no es un lugar negociable para ir. Entonces, con ayuda de la maestra deben enseñar al niño a aceptar que durante el horario de las mañanas debe de cumplir con su deber. Sin embargo, las actividades en las tardes o los paseos con familiares deben ser opcionales y cuando el niño se sienta motivado a hacerlos. Se debe tener cuidado con mandarle un mensaje erróneo, de que se prefiere tenerlo alejado. Lo más indicado es que pase el mayor tiempo posible en la nueva dinámica familiar, para que se vaya adaptando.

Otro de los temas que pueden aparecer son las regresiones. Es decir, volver a un comportamiento más infantil del correspondiente a su edad  o volver a presentar comportamientos ya superados. Pedir de nuevo el biberón, pedir volver a dormir con los padres, mojar la cama de noche, no controlar esfínteres o chuparse el dedo. Cuando esto ocurra se debe hablar con el niño sin utilizar tonos o palabras recriminatorias, tomarlo como algo natural y recordarle por qué no se debe hacer, dándole la importancia del nuevo rol que ha adquirido, donde se ha colocado como el hermano más grande que ya sabe hacer cosas importantes que no hacen los bebes.  

Este orgullo de hermano mayor, son los padres que deben transmitirlo. Enseñe a su hijo a que es un elemento imprescindible en la nueva dinámica familiar, que constantemente se sienta útil, buscando los pañales, ayude a la hora del baño, o pueda cantarle canciones a su nuevo hermano. Lo importante de todo esto, es enseñarlo que aunque algunas cosas han cambiado el sigue siendo importante y de diferentes formas puede transmitir amor y cuidados a su nuevo hermanito.

La palabra clave en este proceso es PACIENCIA. Todo pasará y todo volverá a la normalidad, excepto que será mejor con un nuevo ingrediente en sus vidas.  Con estos consejos, no puedo garantizar que los celos no aparezcan. Pero sí, que cuando aparezcan puedan dar el mejor manejo como padres, para no dejar secuelas o resentimientos en el primer hijo de la casa.